Friday Rocks!- Sleaze a go go (Part. 1)

¡Felices y rockeros viernes! Hoy empezamos una serie (intermitente para no empacharnos) de Friday Rocks! dedicados al sleaze rock. Aquel subgénero, que cayó en gracia a finales de los ochenta, básicamente por el pepinazo que pegó Appettite For Destruction, no es que tenga una definición muy compacta, porque como casi todo, se entiende mucho mejor al escucharlo. Hard rock, urgencia punk, raíces blues, glam rock... Podría parecer que con estos mimbres las posibilidades eran amplias, pero lo cierto es que más o menos todas las bandas sonaban igual. Aerosmith y New York Dolls como precursores. Y Hanoi Rocks y Motley Crue como referencias directas. Fueron los nombres propios, que dieron forma a este subgénero de fugaz popularidad.

Tras el éxito de los de Slash y compañía, toda discográfica quería tener una banda similar. Y como en todo, los hubo buenos, los hubo de culto, y los hubo de relleno. Por aquí pasarán de todas las clases, eso sí, sin cobrar aranceles.



De la inmensa lista de la serie B del sleaze (porque serie A básicamente fueron Guns N´Roses y si acaso un poco los L.A. Guns, y ya) Probablemente Faster Pussycat fuesen los más exitosos, y seguramente los mejores. El debut homónimo de los de Taime Downe y Brent Muscat, llegó un par de semanas antes que el Appettite, pero como no era igual de bueno por lo que sea, no logró el mismo impacto. Lo mejor, es que aún  hoy se mantiene fresquísimo, con esa mezcla de sordidez y humor negro en sus letras. Y unas canciones a ratos más glam (Don´t change that song, Cathouse), a ratos más blues (Bathroom wall, No room for emotion) pero siempre muy cañeras y agresivas. Sin duda uno de los mejores, influyentes y recomendables discos del rollo.



Y de la serie B nos vamos directamente a la Z con los Cats In Boots. Grupo medio japonés, medio yanqui. Que nació fruto de la emigración de Takashi O'Hashi (guitarra) y Yasuhiro Hatae (bajo) a los USA, donde se arrejuntaron con el cantante Joe Ellis y el batería Randy Meers. Su primera ristra de maquetas se titulaba de manera muy apropiada East Meets West. Y al año siguiente publicaban bajo el auspicio de EMI, su debut. Los pobres no pasaron de la primera fase, pero hay que reconocerles que este único LP, titulado Kicked & Klawed, es muy disfrutón. Desde la inicial Shotgun Sally nos percatamos de que la influencia Motley Crue sobre este disco es muy, muy alargada. El ritmo acelerado de sus guitarras, el tono a ratos denso, oscuro y cuasi heavy de su base rítmica, y la estridente voz de Ellis, son una constante a través de canciones como Nine lives (Save me), Her monkey, Coast to coast, o la enorme y muy blues Every sunrise. No eran precisamente originales, pero ojo, que ellos ya estaban en el principio.



El grupo de culto Rock City Angels, ganó la mayor parte de su fama a posteriori, cuando se supo que Johnny Depp había tocado con ellos un ratito como guitarrista rítmico. Craso error, una banda que tiene un cantante que se llama Bobby Durango, y un aura de malditismo bohemio que no se lo salta Bukowski, merece toda nuestra atención. Estos tiraban de hard rock bluesero con los Stones y Faces como referencia, y esencia glam a saco (y eso que en origen venían del punk). Su debut y único disco de aquella época ya nos lo indicaba desde su título. Young Man´s Blues era una oda rockera a los amores malogrados, a la rebeldía y a la música entendida como forma de emancipación. Extenso álbum en el que destaco la inicial Deep inside my heart, Hard to hold, Mary, la balada Liza Jo y Hush child. No me cabe duda de que gente como The Quireboys y The Black Crowes, tomaron buena nota de que el rock n´roll de siempre, estaba de vuelta.



War Babies aterrizaron en 1992, en pleno ocaso del hard rock de factura ochentas. Llegaban de Seattle donde habían estado compartiendo escenario con lo que en el futuro inmediato sería la escena grunge (incluso Jeff Ament tocó brevemente con ellos, antes de recalar en Pearl Jam). Así que, no es extraño que tengan algunos ramalazos de ese sonido proto grunge. Sin embargo, su estética no engaña, y a poco que escuchemos temas como Hang up (co-escrita por Paul Stanley), o In the wind nos damos cuenta de que la columna vertebral de la banda, se asienta sobre hard rock de corte clásico y bluesy pasado por un tamiz de velocidad y distorsión. Me recuerda un tanto al de los Mother Love Bone, con ese sonido a veces denso y oscuro, como en Blue tomorrow, e In the wind. Y otras acelerado como en Satellite, o la tremenda Death valley of love.

Y aquí lo dejamos por hoy, no sin antes dejarles unos cuantos vídeos, y avisarles de que si les gustó, aún nos quedan algunas bandas más a las que ofreceremos debido tributo.

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