La última vez que vi en directo a Tesla fue hace más tiempo que el atún, en una sala de conciertos que andaba por Chamartín, Macumba o algo así se llamaba, que alguien me corrija si es que lo sabe, y si es que alguien lee esto. Entonces era joven y disfruté mucho de aquel concierto de los tejanos. A día de hoy soy mayor, y no sé ni que salas de conciertos siguen vivas, fíjense ustedes las vueltas que da la vida.
Tesla siempre han sido considerados una pequeña y estupenda anomalía entre cierto público rockero. Cuando surgieron en plenos ochenta, se caracterizaban por no seguir los parámetros estéticos, ni temáticos de sus más exitosos compañeros de generación. Aquello de que un grupo de hard rock no se maquillara como nenazas, ofreciera recio hard rock "de siempre", y en sus letras tocaran temas "serios" en lugar de cantar sobre mujeres, coches y fiestas. Provocaba (y seguramente siga provocando) amagos de erección en todos aquellos musicólogos, que consideran que en el rock no se hizo nada en condiciones después de 1972. Dicha circunstancia deja a las claras lo extremadamente conservadores que suelen ser gran parte de los aficionados rockeros. Otros ejemplos los pudimos contemplar cuando Dee Snider (Twisted Sister) declaró en un tribunal, que él era igual de mojigato que los mismos Flanders beatillos que le habían llevado hasta allí. O más recientemente, a Alice Cooper hablando de identidad de género, y de que antes, ellos sí que sabían lo que se hacían, al estilo de un Tamames yanqui. Eso sí, con raya en el ojo.
Hombres a priori heteros, pareciendo hombres y tocando hard rock clásico. La auténtica salud del rebelde conservador. |
Pero que demonios, aquí hemos venido a hablar de Tesla, y no del supuesto carácter rebelde del rock (o seguramente también) Y más allá de los manidos tópicos y prejuicios que maneja dicho sector rockero. Lo cierto es que los de Sacramento molaban, y mucho. Sus canciones se podrían dividir en cuatro grupos: las cañeras, las baladas, las semiacústicas, y el medio tiempo con subidita en el estribillo. Con su hard rock blues con un puñadito de sonido ochentas, el virtuosismo guitarrero de Frank Hannon y Tommy Skeoch, la trepidante y contundente base rítmica de Troy Lucketta y Brian Wheat, y la chillona y poderosa voz de Jeff Keith. Se hicieron un hueco en las listas de éxitos y la MTV gracias principalmente a sus dos primeros discos.
Mechanical Resonance y The Great Radio Controversy aparecieron en la segunda mitad de los ochenta, y supusieron el pico de popularidad del grupo. Una repercusión forjada a base de temarracos de los que es muy complicado elegir unos pocos. Las poderosísimas e hímnicas EZ como Ez go, Cumin´ atcha live, Modern day cowboy, Hang tough, Heavens trail (No way out) o Yesterday gone. Maridan perfectamente con temas más pausados como Changes, Gettin´better, We´re no good together, The way is it, o Love song. Merced a esta última, una power ballad de inicio acústico en toda regla , se ganaron un lugar en todo recopilata romántico posterior.
Su esencia clásica rezuma por los poros del sonido del grupo, recordando con nitidez a las luminarias de los sesenta y especialmente los setenta, ya saben ustedes a quien me refiero. Condición que dejarían claramente impresa en otra de las facetas del grupo, las versiones. Su tercer disco, Five Man Acoustical Jam, además de popularizar los "unplugged" en la época, contaba con un puñado de versiones de Rolling Stones, Creedence Clearwater Revival, Grateful Dead o The Beatles. Dicho aspecto les serviría para recuperar relevancia en el nuevo siglo, pero eso lo cuento después.
Tras el éxito de su acústico, aparecería Psychotic Supper, consolidando su personalidad musical con canciones como Edison´s medicine o Song and emotion. Le siguió un no menos destacado Bust A Nut, pero ya estábamos en 1994, y casi nadie hacía demasiado caso a estas bandas, lo que unido a la falta de promoción, hizo que pasase bastante desapercibido.
El grupo se separó, pasando el resto de los noventa en barbecho, y con el lanzamiento de un par de recopilatorios. En 2004 volverían con el, desde ya mismo lo digo, estupendísimo Into The Now. El disco, muy cañero y "moderno". No caló del todo entre los fans de siempre, que rechazaron su discreta actualización sonora. Una puesta al día, que por suerte para mí, tuvieron la personalidad de mantener en su Forever More de 2008.
De cualquier modo, y quizá por compensar (o porque les daba la gana). En 2007, aparecía en dos partes, el aclamadísimo Real To Reel. Un trabajo en el que se marcaban casi cuarenta versiones de variadas y clásicas bandas, como Mott The Hopple, Bad Company, Deep Purple o Thin Lizzy. Fue un rotundísimo éxito de crítica, porque total, ya saben, en el rock no se hizo nada bueno después de 1972...
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