Sunday Soundtracks- Rocky IV

 


Mañana de domingo, mañana de banda sonora. Y vaya banda sonora amigos, porque si con la de Rocky III, "descubrimos" el AOR con Eye Of the tiger. Con su continuación, escucharíamos el puñado de temas más épicos, que un montaje de entrenamiento pudiera alguna vez tener.

En Rocky IV nuestro fajador y padre de familia favorito, se enfrentaba a uno de sus mas complicados retos, sino el mayor, de su vida deportiva. Un boxeador soviético petado de esteroides se había cepillado literalmente, a un Apollo Creed que, aunque por entonces retirado del boxeo, todavía tenía más gracia y clase que cualquier personaje de la saga. Rocky tratará de conseguir la revancha, pero para ello tendrá que viajar a Moscú y pelear ante la imponente presencia de todo el politburó. Una vez allí, el equipo del italoamericano descubre que en lugar de un gimnasio, los malvados comunistas les han cedido un granero sin ningún tipo de material formal de entrenamiento. Aquí la leyenda consigue elevarse a nivel dios, al explotar la dicotomía entre los métodos supertecnificados de entrenamiento que utiliza el soviético, en contraste con la simplicidad de los del protagonista que tiene que valerse de las posibilidades que le proporciona una granja en medio de un páramo helado. Dicha comparativa se explotara con frecuencia en el cine, siendo uno de los casos más recientes Cars 3, donde hasta se permiten homenajear la escena de la carrera en la playa de Rocky III.

Al final se produce la pelea y gana el ecce homo de Filadelfia, que además se gana el favor del público y del gobierno, encarnado por los aplausos de un "Gorbachov" a media luz. A lo mejor Stallone quería decir que lo de la perestroika no estaba tan mal y que para adelante. En esto, quizá no estaba muy de acuerdo uno de los luchadores soviéticos más internacionales, pero Zangief aún no había debutado, así que todavía no tenía derecho a opinar.

Pero a nosotros no nos interesa ni el final, ni las pretensiones pseudopolíticas de la trama, y ni siquiera el boxeo. A nosotros lo que nos flipaba eran los montajes de entrenamiento, y si estas escenas consiguieron llegar a su nivel más mítico con esta película, que menos que tuvieran la música más apropiada para terminar de darle el toque definitivo.

Repiten Survivor con el tema de la peli anterior, y además con uno nuevo. Burning heart no trascendió, ni se pegó a las meninges de los espectadores con la misma facilidad que Eye of the tiger. Pero logró para el grupo su mejor puesto en listas de éxitos. Un tema poderoso y humanista, que capturaba a la perfección el ambiente del videoclip la película.




Otro de los momentos álgidos era responsabilidad de John Cafferty, que sin su Beaver Brown Band dejaba totalmente de lado el heartland AOR, y se metía de lleno en la faceta más peliculera y mid 80´s del género con una inolvidable Hearts on fire.


Otro de los conocidos de este blog, nuestro querido Robert Tepper, habitual de las bandas sonoras de Stallone. Aportaba su hi-tech AOR para No easy way out, otro de los temas inolvidables de la saga del boxeador.


La cosa no paraba aquí, todavía quedaba tela, mucha tela. Kenny Loggins junto a Gladys Knight se marcaba un pegadizo tema soft rock y pop. Double or nothing no por blandito mola menos.


Eminentemente pop es One way street, canción de los británicos Go West. Que eso sí, tiene un puntito westcoast muy majo.



Y aunque no sea AOR, como olvidar la entrada de Apollo Creed al son de una Living in America, interpretada por un pletórico James Brown.


Aún nos quedaba otro temazo vocal, The sweetest victory es un aorazo de categoría, interpretado por Touch. Pero ojo que no son los Touch de Mark Mangold, sino un banda de breve vida formada por el vocalista Marq Torien (futuro Bulletboys), Jerry Harrison de Icon, Marc Danzeisen (Riverdogs, Little Caesar) y Orlando Sims.


Para el final, me dejo dos temas instrumentales que son de lo más recordado de la película. A base de teclado y sintetizadores, Vince DiCola, escribió su nombre con letras de oro en la posteridad de la cultura pop con War y Training montage.



Con semejante ristra de temazos, parece incluso sencillo tirar de un trineo por la helada Siberia. Toda la "potensia" inspiracional de la música para una escena de entrenamiento película, que ha marcado a los adolescentes con pretensión de lograr six-pack, de muchas generaciones.






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