Sunday Soundtracks- Retroceder Nunca, Rendirse Jamás

 


Para la ración semanal de bandas sonoras, hoy os traigo una de esa epicazas pelis de kárate que hizo fliparse a más de uno en la juventud.

La historia aunaba los tópicos de las problemáticas adolescentes, la superación de uno mismo a través del esfuerzo y blablablá, tratados en otras pelis de la época. Añadiéndole una buena dosis de acción a base de artes marciales. Retroceder Nunca, Rendirse Jamás era una versión de Karate Kid, un poco delirante y con un protagonista más tocho y con más mala leche.

El padre de Jason, nuestro protagonista de hoy, regenta un local de artes marciales. Pero un día aparecen por el dojo unos maleantes, que pretenden hacerse con todos los gimnasios posibles para extender su red criminal e inmobiliaria (¿hay mucha diferencia entre ambas?) por todo Estados Unidos. Ante la negativa del padre, y como escarmiento, un debutante Jean Claude Van Damme, que para la ocasión hace un papel de malo, como no, ruso. Le pega un palizón al señor, acompañado de fractura de fémur, que ríete tú de aquella de Poli Díaz contra Whitaker. La familia se muda a Seattle, y allí el pobre Jason se gana la enemistad de los karatekas locales. Principalmente porque empieza a tontear con una antigua novia, que además es la popular del insti, y además se hace amigo del típico freak inadaptado. Y es que a pesar de tener muy mala leche, Jason es muy majete y guapetón. Los chungos del barrio les harán la vida imposible a base de ostias y humillaciones, y Jason acudirá a la tumba de Bruce Lee pidiendo que le entrene para revertir la situación, sin obviamente obtener respuesta. El tope de aguante de nuestro prota, llega cuando en el cumple de Kelly,  la ex de Jason, le provocan y le calzan un patadón en la cabeza que le deja picueto. Sin duda producto de este golpe, Jason por fin ve aparecer a Bruce Lee por la puerta del garaje, y este tiene a bien darle unas cuantas master class. Después viene un legendario montaje de entrenamiento en el que observamos la rápida progresión técnica y muscular de nuestro simpático adolescente. Al final, el "ruso" Van Damme aparece por Seattle con las mismas malas ideas de siempre, y va noqueando sin dificultad a los mejores peleadores de la ciudad... y también al árbitro. Jason saltará al ring y con todo lo aprendido sorprenderá al ruso en un combate sin normas (recuerden que el árbitro estaba ya pillando purpos) que finalmente vencerá. Con ello se ganará el cariño de una gente que le ha tratado fatal, y nunca ha creído en él ni le ha dado una oportunidad. Éste, es el gran fallo de la peli, puesto que, en mi modestísima opinión, el chaval tenía que haber acabado tumbando a ostias a todos los presentes, o mismamente haber colaborado con el ruso.

La historia ganó un éxito suficiente como para crear dos secuelas, a cada cual peor. Y un plagio continuación no oficial en Rompiendo Las Reglas (2008) que en esencia es la misma peli y el mismo guion de Retroceder Nunca, Rendirse Jamás, pero sin rusos, con un poco menos de LSD, y en rollo malote de MMA.

La banda sonora corrió a cargo de Frank Harris, que ambientó el guion tirando de sintes, y creó un acompañamiento muy de la época, al estilo Vince DiCola.


Pero lo mejor de aquel soundtrack, tenía por protagonista a uno de nuestros más queridos músicos. Kevin Chalfant cantaba uno de los temas más recomendados por especialistas para maximizar cualquier entrenamiento. El artefacto tenía el no menos glorioso título de Hold On To The Vision. Y para rematar la faena, un jovencísimo Joe Satriani acompañaba con su guitarrica, en un solo no menos bestial.

Vamos, que más AOR no podía ser. Escuchen, pónganse las zapas de deporte y las guantillas, y láncense a repartir galletas como si no hubiera un mañana. No será la última peli de kárate (ni de Van Damme) que aparecerá por aquí, prometido.



Comentarios