Friday Rocks!- Sammy Hagar

 


¡Viernes! Friday Rocks! y hoy además, llega de lo más ochentero gracias al carismático vocalista Sammy Hagar. Un artista que con su llegada a Van Halen dividió a sus aficionados entre los devotos de David Lee Roth y los fieles a la nueva encarnación del grupo. Desde luego si nos remitimos a los números, no cabe duda de que su éxito fue incontestable. En su etapa el grupo reinó de manera incontestable en listas de éxitos, incluso tras la eclosión del grunge, y a vendieron discos como rosquillas.

¿Pero, qué estaba haciendo Hagar antes de su incorporación a Van Halen? Vale, no busquéis en google que aquí te lo cuento. Porque resulta que Sammy no era ningún advenedizo, ni le descubrieron por casualidad en un local de mala muerte de Los Angeles. Ya se había hecho un nombre porque formó parte del mítico combo liderado por el guitarrista Ronnie Montrose, y gracias a varios discos en solitario. Pero sin duda 1984 marcaría un punto de inflexión para él. Aquel año aparecería el que para muchos es su mejor disco en solitario, y la única grabación de H.S.A.S., supergrupo en el que compartiría protagonismo con Neal Schon, guitarrista de unos Journey en estado de gracia.


Hoy no hablamos de este Haggar, aunque no cabe duda de que
 el alcalde más famoso de los videojuegos
también merece un homenaje

El cantante venía de marcarse un disco de oro con Three Lock Box en 1982, pero iba a ser con VOA cuando entregaría su más recordado trabajo. Para ello contó con su banda habitual, Bill Church, que también había militado en Montrose, al bajo, Gary Pihl a la guitarra y David Lauser a la batería. A ellos se uniría Jesse Harms al teclado, y manejando todo el cotarro encontramos a un Ted Templeman, principalmente conocido por ser productor de Van Halen y... del primer disco en solitario de David Lee Roth.

Un lujazo de banda, al que la posteridad no ha prestado la suficiente importancia


El resultado es un cañero compendio de pegadizos temas de hard rock ochentero americano al que no le falta olfato comercial (por ahí se asoma el AOR en canciones como Two sides of love y Don´t make me wait) capitaneado por una inicial, pegadiza y arrolladora I can´t drive 55. Tampoco le falta vacile rockero, como en Dick in the dirt, ni alma de estadio como en Burnin´down the city y Rock is in my blood.




No sería el único disco del cantante que viese la luz en 1984, pues un poco antes había formado equipo con un Neal Schon en estado de gracia. Habían escrito unos cuantos temas, y para tocarlas en directo, completaron un grupo con el bajista Kenny Aaronson (Blue Oyster Cult, Rick Derringer, Michael Monroe...) y el batería Michael Shrieve (Santana)

En principio no había intención de que aquello pasase de un mero entretenimiento con el que hacer unos cuantos conciertos, pero al final cuajó en un disco grabado en en uno de esos conciertos, y retocado (o perfeccionado según más os guste) en estudio, añadiéndole guitarras. Es decir, un álbum de estudio grabado en concierto, o un lío de cojones como queráis llamarlo.

La cuestión es que Through The Fire apareció con menos canciones de las que Hagar y Schon habían compuesto, y una versión del A whiter shade of pale de Procol Harum (que también revisitarían gente tan variopinta como Annie Lennox o Bonnie Tyler) que a la postre serviría como single, y que les reportó un discretísimo puesto 94 en listas de éxitos.


Otro supergrupo de Neal Schon, y van...


Un disco que tampoco ha merecido todo el amor que merece, porque es otra fantástica pieza de hard rock americano en la que nuestro protagonista de hoy brilla con luz propia, pero en el que también se escucha a un Schon desatado, liberado de las ataduras guitarreras que por entonces le estaba imponiendo Steve Perry. Un artefacto petado de cañonazos listos para detonar ante mares de público como la inicial Top of the rock, Animation, My home town o He will understand. Incluso el brevísimo interludio casi instrumental de Giza suena poderosamente eléctrico y orgánico.

Y mucho ojo porque aunque las hemerotecas rockeras no tienen tendencia a sacarlo del cajón, es uno de esos discos que se agradece descubrir, que por directo suena muy fresco y que nos muestran que estos artistas estaban por entonces en su esplendor.

Y aquí dejamos a nuestro querido Sammy Hagar, cuya carrera musical siguió en Van Halen y después con sus Waboritas, pero esta historia quizás la contaremos otro día. De momento relajémonos, bebámonos un tequila y brindemos por más de 40 años de brillante hard rock.

Sammy Hagar os desea... ¡Feliz borrachera!


Los discos:

VOA
Año- 1984
Discográfica- Geffen Records
Duración- 36:24 minutos

Through The Fire
Año- 1984
Discográfica- Geffen Records
Duración- 36:39 minutos


















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