Piscinazos

 


Todo el mundo sabe que con los tórridos veranos que se nos echan encima, lo mejor es un buen chapuzón y algo de música fresquita y de poca complicación. ¿AOR? Ok, pero lo mejor del AOR ya casi está escrito por aquí.

Así que bueno, como algunos (con cierta edad o curiosidad) ya saben, con el cambio de siglo se retomó un poco el gusto por el hard rock de esencias ochenteras, y muchas bandas que militaron en el metal alternativo, el punk más popero o aquel rap metal (sí queridos padawan, hubo un tiempo en que se fusionó, por decir algo, ambas vertientes, y no precisamente con el talento que lo hicieron los Beastie Boys) que tan de moda estuvo algún año. Optaron por cruzar caminos y salió aquello que se llamó modern rock o nu breed según donde lo escucharas.

Los pegadizos estribillos se miraban al espejo de letras de problemática adolescente, y mantenían un cierto grado de distorsión bañado de luminosidad melódica. Básicamente el rock volvía a tomarse a sí mismo menos en serio. Eso sí, sin obviar el eterno postureo, esta vez a medio camino entre la autocompasión noventera y la simplicidad de los ochenta. Rebeldes, pero menos comprometidos, individualistas y hedonistas, se remitían a aquellos personajes frikis que no terminaban de encajar en el american way of life, pero tampoco se molestaban en cuestionarlo. Precisamente, sería de nuevo el cine el que nos daría a conocer a muchas de estas bandas.

Resumiendo, que se vienen unos articulillos sobre modern rock, también llamados piscinazos por aquí. ¿Porqué? Porque son fresquitos, me evocan al verano, y me apetecen.

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