Friday Rocks! The Darkness- Permission To Land

 

Recuerdo una reseña en la edición española de la revista Kerrang! de un concierto de The Darkness en Reino Unido, en la que ponían a parir al grupo y no de manera elegante precisamente. La memoria me falla y no sabría decir si esto fue en 2002 o ya en verano de 2003. La cuestión es que al poco tiempo se convertían en la gran revelación del rock alrededor del mundo, lo que no es decir poco precisamente. Sólo un año después, en el número 3 de This Is Rock, Joey Tempest declaraba que gran parte de la culpa de que hubiera vuelto el interés hacia el hard rock era de The Darkness.

Por suerte escuché Permission To Land cuando ya había explotado la popularidad de los británicos y aquella crónica de Kerrang! la leí a posteriori en casa de mi amigo Alex. Todo un placer musical, que como tantos otros, gocé en estricta y triste soledad dado que mi entorno más inmediato no era precisamente partícipe de este tipo de gustos sónicos. Ni siquiera a mi querido Pablo le causó la más mínima impresión un debut, que en pleno 2003 llegó a vender 4 millones de discos en todo el mundo. Pecata minuta debía parecerle algo que por primera vez descubría después que yo.

Probablemente lo mejor de The Darkness, y que les provocó no poco rechazo, era su intención de reírse de casi todo y de vivir con un espíritu festivo al que tampoco le faltaba una pizca de mordiente ironía. Era algo imperdonable que una banda que se tomaban poco en serio a sí mismos y por supuesto a todo el tinglado rockero lograra tanta aceptación. De hecho había tan poca fe en ellos que tuvieron que autofinanciarse el debut antes de que canciones como Growing on me, I believe in a thing called love, Friday Night o Love is only a feeling junto a sus delirantes vídeos, engancharan e hicieran vibrar y bailar a miles de personas y les consiguieran un contrato con Atlantic.

Sus influencias estaban claras, una mezcla entre las mejores bandas de hard rock de los 70 y la actitud y potencial comercial de las de los 80. No hay que darle más vueltas, hicieron que la fórmula clásica volviese a funcionar cuando parecía que aquello estaba más pasado que los centros al área de Gravesen. Un conjunto de temas que no daban tregua, que animaban a saltar, a poner los altavoces a 11 de volumen y a regocijarse las noches del viernes con un Jack Daniel´s en una mano y la otra levantada en forma de cuernos hacia el cielo. Black shuck, Get your hands off my woman, Givin´ up o Stuck in a rut son pruebas de esa contundencia y concisión rockera que añoraban los Ramones en Rock and roll radio.

Como última anécdota personal, diré que, al contrario que su siguiente One Way Ticket To Hell... And Back, no me compré el disco cuando salió. Me lo grabaron en compact disc y por alguna extraña razón no lo tuve original hasta que en 2018 lo encontré en un mercadillo de segunda mano en Zagreb. Reescucharlo fue además motivo para recuperar mis antiguos discos y como no, para empezar este blog.

Después llegaron muchas cosas, separaciones, reencuentros, y nuevos proyectos, hasta que en 2010 anunciaron la vuelta de la formación original, y llegaron un cholón de discos que sinceramente nunca he escuchado, ni creo que vaya a hacerlo. Eso sí, aquel otoño de 2003 con este Permission To Land en bucle dentro del discman no me lo quita nadie.

La banda:

Justin Hawkins- voz, guitarra, sintetizador y piano

Dan Hawkins- guitarra

Frank Poullain- bajo

Ed Graham- batería

Las canciones:

1- Black Shuck 

2- Get Your Hands Off My Woman 

3- Growing on Me 

4- I Believe in a Thing Called Love 

5- Love Is Only a Feeling 

6- Givin' Up 

7- Stuck in a Rut 

8- Friday Night 

9- Love on the Rocks With No Ice 

10- Holding My Own

El disco:

Año- 2003

Discográfica- Atlantic Records

Duración- 38:17 minutos
















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