Aquel breve espasmo en el posmorock lo provocaron Buckcherry con su disco debut. Una rodaja de sleaze rock heredero de los tiempos más fastuosos del Sunset Strip. Una serie de canciones que bandas consagradas como Motley Crue, y no digamos ya Guns N' Roses, ya no eran capaces de imaginar en aquel momento. Los primeros, hundidos en el maelstrom noventero, y los segundos tan desubicados, que ya por entonces andaban en mundos paralelos.
Buckcherry despide crudeza rockera, pero también el justo toque comercial que lo elevarían hasta conseguir el disco de oro en un año tan poco propicio como 1999.
Y es que si bien no hay nada especialmente nuevo en este estreno, lo que sí queda es una estimulante y satisfactoria experiencia. Algo que pasados los años mantiene intacto en cada una de sus pistas. Al escucharlo, el instinto se me va a los L.A. Guns de Cocked & Loaded y Hollywood Vampires, aquellos trabajos que podían mirar tranquilamente a la cara a Appettite For Destruction, pero que para su desgracia no contenían ningún hit ni tan remotamente popular como los de los Axel Rose y compañía.
El mundo necesitaba una fiesta, y Buckcherry se la iban a dar. Josh Todd arrancaba de cuajo presuntuosas ínfulas trascendentales, y devolvía el rock a sus raíces de excesos Proclamando su amor por la cocaína en Lit up, a los ásperos riffs de guitarra en Crushed y Related, a los ritmos espídicos en Dead again, a las sexuales cadencias sleazy en Dirty mind, Get back o Borderline, o al romanticismo un tanto sui generis de la imprescindible y algo modernilla For the movies. A la fiesta no falta tampoco una cuidada y actualizada producción, lo justo para no sonar desfasados ni meras parodias de otra época.
En definitiva uno de esos infrecuentes rayos en una botella, que se ganan el estatus a golpe de grandes canciones de rock and roll, y que sorprenden más por inesperados que por novedosos. Y como tales, la historia no les volvería a brindar tal grado de atención. El siguiente Time Bomb no logró la repercusión esperada y la banda se rompió. Tardarían un lustro en regresar con el también sorpresivo y muy notable 15, momento desde el que retomaron una fructífera carrera que con idas y venidas en la formación se alarga hasta hoy.
La banda:
Josh Todd- voz
Keith Nelson- guitarra
Jonathan Brightman- bajo
Devon Glenn- batería
Las canciones:
1- Lit Up
2- Crushed
3- Dead Again
4- Check Your Head
5- Dirty Mind
6. For the Movies
7- Lawless and Lulu
8- Related
9- Borderline
10- Get Back
11- Baby
12- Drink the Water
El disco:
Año- 1999
Discográfica- Dreamworks Records
Duración- 48:45 minutos
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