¿Los recopilatorios han muerto? Puede que en estos tiempos parezca algo absurdo e inútil, sobre todo cuando hay grandes plataformas de streaming con catálogos de discográficas casi enteros, y discografías completaos de al menos los grupos más famosos. Además teléfonos móviles, relojes y hasta los coches tienen conexión a internet ya (otra cosa es que tengamos cuartos para tanto cacharro)
Pero por lo menos en otros tiempos no muy lejanos el recopilatorio, ya fuese de "las mejores" canciones de una banda, de un género musical o incluso de un tipo de canción, véanse las baladas, era una de las mejores opciones para adentrarse en la historia de un grupo por primera vez. También cumplían una doble función social. Por un lado para los que no tenemos un duro, salía bastante más económico comprar un disco con el que tener un buen puñado de éxitos. Por otro, a muchos les resultaba mucho más cómodo tener las canciones ya seleccionaditas y no tener que andar escuchando discos de bandas que tampoco interesaban más allá de algunas canciones. Esta última opción es una aberración para la ortodoxia musical. Aunque algún talibán del rock, de los que aborrecen el AOR, que he podido leer por internet, han destapado casi con vergüenza su afinidad por el Greatest Hits de Journey que preside este artículo. Podéis estar tranquilos chicos y dejar esa pose de tipos duros, los nuevos tiempos no juzgan que os emocionéis con letras románticas, las voces cuasi angelicales y las guitarras sin distorsión. Tampoco que os guste el rock entendido de otra manera diferente a la vuestra, después de todo, esto va de divertirse ¿no?
El recopilatorio podía adoptar diferentes formas. Podía incluir grandes éxitos, pero además canciones inéditas, grabaciones en directo, e incluso nuevos temas como ocurría en el Then & Now de Asia o el Past To Present de Toto. Puede que al haber cambiado de discográfica, el disco sólo incluyese algunos hits (a veces sólo uno o dos) y el resto fuesen relleno. Podía tener una portada muy currada y un cuadernillo con mucha información, normalmente reservado a discográficas potentes, o podía traer una portada muy chunga con sólo la lista de temas a la vuelta.
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